Siguiendo con el relato del viaje que hice a Escocia en semana santa de 2010 os voy a contar la segunda parte del susodicho, que consitió (como ya adelanté) en una visita a la capital, Edinburgh, el monumento a William Wallace y a los castillos de Stirling y Doune.
Esta pequeña ruta, la realizamos en un sólo dia, pero teniendo en cuenta que en Semana Santa los dias aun son muy cortos y que los horarios de visita son un pelin estrictos recomiendo basándome en la experiencia, que lo suyo seria hacerlo en un par de días.
El planning del día empezó con un buen madrugón acompañado del correspondiente desayuno ya que queríamos estar en Edinburgh a eso de las 9 de la mañana y desde Glasgow nos teníamos que hacer un trayecto de aproximadamente 1 hora hasta la capital. Eso si, todo muy bien comunicado y señalizado, por la autopista M8, casi ni nos dimos cuenta del viajecito, en un plis plas estábamos en Edinburgh.
Para los que vayais en coche, hay que estar al tanto con los párquings de pago, que igual puedes aparcar en la calle al ladito del castillo y gratis, mientras que en los parkings te cobran un ojo de la cara, si vais temprano, no tendreis problemas para encontrar aparcamiento.
Para seguir con nuestra costumbre y que nos va bastante bien de momento (hemos hecho el de Berlín, Dublín, London & Edinbugh), hicimos el Free Tour de New Europe, que siempre tiene guias simpáticos y los tours suelen ser más divertidos que los “normales”.
Pues con ese plan nos plantamos a eso de las 11am en el Starbucks de High Street, donde empezadaba el tour (ademas por hacer el tour te hacian descuento en el café – fuck yeah!) y con puntualidad española, o en otras palabras un pelín tarde nos pusimos a patear la ciudad.
Empezamos paseando por The Royal Mile, el eje central de la Old Town, donde descubrimos la historia de Edinburgh y de Escocia, paseando por el antiguo Parliament House (ahora Corte Suprema) ya que el nuevo parlamento está en un edificio muy moderno del cual el español Enric Miralles es el arquitecto. Justo al lado están las Edinburgh City Chambers y en frente Cross Market, donde se solian hacer los anuncios, proclamas y ejecuciones.
Un poco más adelante vimos el Heart of Midlothian, un corazon en el suelo donde antes habia la puerta de una cárcel y en la que tanto antes, como ahora, mucha gente escupe cuando pasa. Así que este es el mítico lugar de Edinbrugh donde cuando pases por al lado hay que hechar un sonoro y vistoso gorgojo, sin estar mal visto, claro está.
Siguiendo por la Royal Mile llegamos a St Giles’ Cathedral, el principal templo reglioso de la iglesia Escocesa, un edificio espectacular de más de 900 años de antiguedad. Seguimos caminando por la Royal Mile, hasta llegar a The Hub, que tiene pinta de iglesia gótica pero no lo es, es un café y restaurante. Curioso cuanto menos. A partir de aqui empieza la subida hasta el espectacular Castillo de Edinburgh, pasando por la armería, el museo del Scotch Whisky, incluso puede que hasta te cruces con William Wallace.
El castillo de Edinbugh es de lo más especacular, situado en lo alto de Castle Rock, una enorme roca de origen volcánico, dominando la ciudad al borde de los acantilados, es como si estuvieras en la edad media. En su interior se pueden ver las joyas de la corona Escocesa y la piedra de Scone o “Piedra del Destino” sobre la que se coronaban a los reyes Escoceses. Nosotros no entramos, pero dicen que vale la pena solo por admirar la colección de armas y los salones del castillo.
Despues de quedarnos boquiabiertos con el castillo bajamos por Bow St. hasta Grassmarket Square, que debe su nombre a que alli solia realizarse el mercado de ganado. Como además también se utilizaba para hacer las ejecuciones públicas, nos contaron la curiosa leyenda de Maggie Dickson, que recomiendo hecharle un ojo.
La historia de Edinburgh está llena de detalles tenebrosos, como el asesinato y robo de cadáveres para la escuela de medicina. Esto llevó a que algunas familias (las mas adineradas) enterrasen a sus muertos y luego les pusiesen una especie de jaula para que no lo robasen, como se puede ver en el cementerio de Greyfriars Kirk.
En esta iglesia y su cementerio, también hay una historia curiosa, la de Greyfriars Bobby, un perro Skye Terrier que guardó la tumba de su difunto amo durante 14 años! En ese tiempo los feligreses y los monjes le daban comida y al final fue enterrado en la puerta del cementerio, ya que no se puede enterrar a un perro en suelo consagrado. Además le han hecho una estatua y aun hoy en dia hay gente que deposita juguetes de perro enuna lápida que pusieron en su honor dentro del cementerio.
Después fuimos a ver algunos lugares pintorescos de Edinbugh como The Elephant House, una cafeteria donde se supone que J.K. Rowling iba a escribir sus libros de Harry Potter, un colegio que nos dijeron que fue la inspración para Hogwarts, también en Harry Potter, el monumento a Sir Walter Scott, que parece la torre de Mordor, paseamos por Princes Street Gardens y nos dimos una vuelta por la New Town, lo que viene a ser la parte nueva de la ciudad.
Yo me quedé con ganas de más, y como he dicho, seguramente se necesite más tiempo para ver Edinbugh y por ejemplo subir a Arthur’s Seat o simplemente, explorar más a fondo la ciudad e incluso su vida nocturna, que dicen que es muy animada. En fin, otra vez será.
En nuestro caso, después de comer, pusimos rumbo a Stirling, que está a unos 60 kilómetros al noroeste de Edinburgh, y alli fuimos a ver en primer lugar el monumento a William Wallace, el revolucionario escocés que todo el mundo conocerá de la película Braveheart. Se trata una torre espectacular, sobre todo vista de lejos, aunque lamentablemente, cuando llegamos estaba cerrada y no pudimos entrar a ver el museo, eso si, disfrutamos de lo lindo de las vistas sobre Stirling y Forth Valley.
Después de visitar la torre de William Wallace nos dirijimos a Doune, un pequeño pueblecito cerca de Stirling, dónde se estaba rodando la serie de la HBO Game of Thrones de la que soy un ultra-fan. En concreto estaban rodando (o habían rodado, porque no había nada) la localización de Winterfell (Invernalia) en el pequeño castillo de Doune, que no es gran cosa, pero para mí que soy un fan del los Stark de Invernalia, fue un momento especial.
Después de esta visita bajamos a Stirling a ver su famoso castillo, que evidentemente también estaba cerrado por las horas que eran asi que sin mucho más que hacer nos metimos en un pub y disfrutamos del famoso Haggis escocés, un plato potente hecho de carne (todo el bicho, sin desperdicio), especias y harina de avena embuchado y acompañado de neeps and tatties, puré de colinabo y patatas.
Aquí acaba el relato de la segunda parte del viaje a Escocia, pero aun queda lo mejor: un road trip por las Highlands escocesas hasta la isla de Skye y la visita a lugares como el Lago Ness. No os perdais la tercera y última parte!
Ver primera parte: Viaje a Escocia (1/3): Glasgow y alrededores
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